domingo, 30 de octubre de 2011

Entendiendo conceptos asociados a la definición de límites planetarios (III)

Por Javier Cabello Piñar y Domingo Alcaraz Segura


Para finalizar las entradas sobre conceptos clave, aquí hablamos de los servicios ecosistémicos y la paradoja del ambientalista.


Servicios ecosistémicos: Los servicios ecosistémicos, no son solo un nuevo concepto, sino que podríamos decir que representan la base conceptual de un nuevo paradigma de las ciencias ambientales. Representan una visión muy antropocéntrica de la naturaleza, pero ya estamos viendo que nos basta con pensar en ella como algo ajeno a la presencia humana, sino que para conservarla considerar la forma en la que interaccionamos con ella. Su impacto sobre las ciencias ambientales se vio incrementado tras la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (Millenium Ecosystem Assessment), una iniciativa promovida por la ONU en 2001 en relación con los objetivos de desarrollo del milenio.

Los servicios ecosistémicos son sencillamente aquellos beneficios que la gente obtiene de los ecosistemas. Esos beneficios pueden ser de dos tipos: directos e indirectos. Se consideran beneficios directos la producción de provisiones –agua y alimentos (servicios de aprovisionamiento) , o la regulación de ciclos como las inundaciones, degradación de los suelos, desecación y salinización, pestes y enfermedades (servicios de regulación). Los beneficios indirectos se relacionan con el funcionamiento de procesos del ecosistema que genera los servicios directos (servicios de apoyo), como el proceso de fotosíntesis y la formación y almacenamiento de materia orgánica; el ciclo de nutrientes; la creación y asimilación del suelo y la neutralización de desechos tóxicos. Los ecosistemas también ofrecen beneficios no materiales, como los valores estéticos y espirituales y culturales, o las oportunidades de recreación (servicios culturales). Existe, entonces, una amplia gama de servicios ecosistémicos, algunos de los cuales benefician a la gente directamente y otros de manera indirecta.

Este concepto está dando lugar a muchos desarrollos. Entre ellos se encuentran las Evaluaciones del Milenio, como la que se ha desarrollado en España, la creación del Panel Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos, o la iniciativa del pago por servicios ambientales.


Este póster constituye una representación gráfica de los servicios ecosistémicos que proporcionan los ecosistemas. Ha sio elaborado en el marco de la Evaluación de Ecosistemas del Milenio de España.

Paradoja del ambientalista: Desde hace algún tiempo, los ecologos han mostrado como los sistemas terrestres (ecosistemas) que dan soporte a la vida humana están degradándose. Sin embargo, aparentemente nuestro bienestar en aspectos tales como la riqueza, la salud, o la educación ha aumentado. La Evaluación de Ecosistemas del Milenio, paradójicamente, encontró que el bienestar humano se ha incrementado a pesar de grandes reducciones globales en los servicios de la mayoría de los ecosistemas.

La pregunta entonces es ¿por qué mientras que nuestro bienestar aumenta, la Tierra se degrada?

En respuesta a esta paradoja, Ciara Raudsepp-Hearne y sus colaboradores han publicado un artículo en la revista Bioscience en el que evalúan 4 hipótesis para explicar este desajuste:

1) Estamos midiendo de forma incorrecta el bienestar humano (en la primera entrada de este blog podéis ver una definición de éste término) .
2) El bienestar depende de los servicios de provisión (especialmente alimentos), que están aumentando, pero no de los servicios de regulación o los culturales, que están disminuyendo.
3) La tecnología ha conseguido desacoplar el bienestar humano del estado de la naturaleza.
4) El retraso que se produce entre la degradación del ecosistema y la pérdida de los servicios ecosistémicos asociados, puede dar lugar a futuros declives en el bienestar.

Los autores señalan que la primera hipótesis parece ser la más plausible, aunque también algunos elementos de las otras tres pueden estar implicados, y señalan que la ciencia aún no dispone de las herramientas adecuadas para comprender las implicaciones que este deterioro tiene para el bienestar humano.



El artículo de Raudsepp-Hearne y sus colaboradores, ha generado un interesante debate. Para empezar las estimaciones de bienestar humano realizadas a escala mundial, pueden enmascarar la disminución y las desigualdades a escala regional, nacional y local (Duraiappah 2011). Además, Duraiappah ha puesto en duda el Índice de Desarrollo Humano (IDH) como indicador del bienestar humano. Por otro lado, han surgido voces que consideran que la asunción inicial es falsa, es decir, que el bienestar humano no depende tanto de la naturaleza. Aunque como señala Evans podría ser tentador obviar este último punto de vista, en la práctica la economía dominante percibe el mundo como en la figura, en la que la física no existe y el medio ambiente es considerado como algo ajeno al sistema económico John Gowdy y sus colegas.

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